domingo, 15 de enero de 2017 | By: Abril

Conocerte



Hay demasiadas cosas que aún tengo que conocer de ti, detalles como por ejemplo si eres de los que miran con nostalgia por la ventana del autobús o si eres de esos que analizan a cada persona que entra. Si de vez en cuando juegas a mi rompecabezas de intentar averiguar cuales son las penas que acarrea cada cuerpo; de dónde vendrán, si ellos también están enamorados o si lo estarán algún día. Puede que incluso acaben prendados de tu sonrisa, pero esperemos que no, porque yo quiero ser la ocupa de tus labios por mucho tiempo.
Me gustaría saber si también caes en la tentación de tararear tu canción favorita cuando suena en la radio, o si algún día podría ser el motivo por el cual tengas dos pies derechos, y no puedas levantarte ninguna mañana con el izquierdo.
Hay tantas cosas que ahogan mi cabeza que, por un momento, quisiera escribirlas en una lista como quien escribe la lista de la compra. Pero sé que eso no es posible porque si algo he conocido de ti es que tienes una letra inteligible y que jamás te descubrirías tras tu máscara de corazón fuerte.
Pero algún día lo harás porque no se puede besar con los labios cubiertos, igual que no se puede querer a un corazón que esta a oscuras. Pero qué te voy a decir a ti, con la de damas que se han roto la falda por intentar rozar un mínimo de tu mejilla, qué te voy a decir si eres el caballero que aparece para convertir cada momento en fantasía y luego desapareces, tal y como dicta tu guión. Porque eres como un sueño, pero aún así siempre serás ese chico que se acomoda en la esquina del bar y que nunca tiene la copa vacía.
Quiero conocerte, saber de ti y que, una noche cualquiera vayamos al bar de siempre y se te olvide que solías pedir un tiro largo de Jack, porque estés tan ocupado intentando conocerme que todo se desvanece a tu alrededor.
De momento, voy a limitarme a sonreírte porque se te ve muy solo en esa esquina del bar. Quién sabe si cuando vayas a pedir la cuenta, la camarera con su falda tan corta te invita a otro trago más; o quién sabe si me acerco, te susurro todo esto y nos tomamos juntos la siguiente.
Porque hasta ahora sólo he jugado a intentar saber cómo eres, ahora es el turno de conocerte.

(Loreto Sesma)