martes, 25 de noviembre de 2008 | By: Abril

El Diario de Lucía Maraver


Querido diario:

Hace tres años que no escribo. Hace tres años me fui de viaje en busca de la felicidad y haciendo autostop hacia el país de los sueños conocí al hombre perfecto, Amor nº 14. Para castigarlo por haber tardado tanto tiempo, me casé con él. Es maravilloso, más de lo que nunca pude imaginar. Tan perfecto como los castillos de arena que fabrica para mí. Acabo de hacer dorada a la veneciana, en estos años he aprendido a cocinar. Ya no veo la tele nunca. Aborrecí los programas que veía, porque cuando los ponía era una pelea continua con Amor nº 14. No quiero que se enfade conmigo. No he aprendido nada. Actúo igual que lo hacía con los anteriores. Siempre he tenido miedo al abandono. Ese es un trauma que jamás superaré. Se lo debo a mamá, pero ella ya no lo recuerda…
Enciendo el ordenador todos los días. Varias veces. Estoy enganchada y esa es mi única adicción. Escribo mientras pienso y no sé muy bien qué pongo.
En la habitación de la hija que nunca tendré hemos instalado la biblioteca. El saber ocupa mucho espacio en esta casa. No es un hogar, es sólo una casa bonita en una urbanización de lujo. Amor nº 14 no echa en falta a la hija que nunca tendremos, sólo yo pienso en cómo sería su vida, de haber existido. No veo su cara, pero sí una cuna preciosa en forma de nuez gigante. Creo que voy a separarme. Acabo de redactar una decisión antes de haberla tomado. Voy a sacar a mi hija invisible de su preciosa nuez gigante y me voy a marchar por la puerta. Amor nº 14 no se merece esto. Es una buena persona. No tiene aristas, es lineal y previsible. Sé que lo pasará mal. Pero voy a dejarle. Hay más. El-imaginario-hombre-casi-perfecto ha estado estos días rondando por mi vida. Y me han entrado las dudas. No lo niego.
El caso es que vuelvo a casa. Ya no me reconozco en los espejos y eso me afecta. Tengo que volver a encontrarme.

Lucía

(La Dama)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando pierdes el norte, lo mejor es regresar a tus orígenes.
A veces es mejor tomar decisiones difíciles, que seguir viviendo en tu propio engaño.
Bonita carta.

ideas dijo...

impresionante... Conciso... pone un poco la piel de gallina..