sábado, 29 de junio de 2013 | By: Abril

Déjame...


Déjame recoger las lágrimas densas que esparciste por el campo. Yo puedo represarlas en un lago muerto y nadar en él la noche larga que encierro en mi cabeza, volvernos amarillos y salados, musitarnos en secreto muy despacio nuestro amor, casi ronroneado, casi enmudeciendo. Contigo, a nuestras anchas.

Déjame perderme en tu pasto y roer en tu basura los huesos ilegales exhumados a tu ánima maldita. Yo puedo ensamblarlos a los míos, fabricarme alas y volar para alcanzarte. Para nunca más volver

Déjame respirar el polvo que orbita cerca tuyo. Yo puedo reunirlo en un planeta y fundar universos nuevos y en ellos descuartizarnos en amores furibundos y atorrantes, compelernos a expulsar el óxigeno del cuerpo y petrificarnos sempiternos, levitando en el espacio abundante.

Déjame absorber de tus ojos tus colores y teñirme de tu sangre, contagiarme con tu rabia y acabarme

(Rojosangre)