sábado, 12 de febrero de 2011 | By: Abril

Levántate y anda


Te quiero, mi vida. Hace treinta y siete años que te quiero. Me encantan tus buenos días que me das cada mañana mientras la ducha limpia los restos de somnolencia que la noche deja agarrados en mi cuerpo. Te quiero mientras vamos juntos al trabajo y cojo tu mano y la pongo en mi pierna para sentir el tacto caliente de tus dedos. Te quiero mientras anhelo que el atasco sea mayor para estar más tiempo contigo. Te quiero cuando te recojo del trabajo y noto como si un aire fresco, una nueva energía, entra en mi cuerpo al sentir tu beso. Te quiero cuando después de comer y sentados en el sofá te veo hacer ganchillo mientras una telenovela suena de fondo sin que ninguno de los dos pensemos en ello. Te quiero mientras haces la compra, escoges la fruta, el embutido o el pescado y te veo seleccionar siempre lo mejor para mí, y lo más barato para ti. Te quiero mientras cenamos con unas bandejas, bien preparadas por ti, haciendo zapping buscando un canal que jamás encontramos, antes de irnos a dormir. Te quiero mientras las sábanas nos cubren y tratas de que tus fríos pies busquen calor entre mis piernas. Te quiero mientras el sopor invade mi mente y no acierto a distinguir si estoy dormido pensando en ti o despierto estando contigo. Te quiero cada instante de mi vida y sólo en ti confío y solo a ti deseo. Te quiero, mi vida. Te quiero.

Qué más da que el mundo me diga que hace 18 años que has muerto. Yo no me he enterado. Están equivocados. Si has muerto, ¿a quién le preparo el desayuno cada mañana?, ¿de quién noto la mano en mi pierna?, ¿por qué disfruto del atasco, a quién recojo del trabajo?, ¿con quién veo la telenovela?, ¿quién hace ganchillo?, ¿quién demonios hace la compra?, ¿quién prepara las bandejas de la cena?, ¿quién tiene esos malditos pies tan fríos?, ¿quién duerme a mi lado? y, sobre todo, si estas muerta... ¿a quién quiero? Bah. Están equivocados. Sólo sé una cosa. Solo sé... que te quiero.

(Pepe)