jueves, 15 de diciembre de 2016 | By: Abril

Despedida de soltera


           
Buenas noches a todas las amigas que vinieron hoy a alegrar a la novia un día antes de su matricidio. Ojalá se hayan divertido en esta fiesta y lo sigan pasando bien. Para quienes no me conocen, soy la hermana de la novia y, por lo tanto, se me atribuyó la responsabilidad de ser madrina en su matrimonio. Como yo suponía que era un mero título, acepté por amor a la familia. Luego, la novia se convirtió en Godzilla y mandaba a quién se le cruzase en su camino. De esa forma, me presento ante ustedes bajo la amenaza de “hazlo bien”. No me malinterpreten, mi hermana merece ser feliz como quiera y la apoyaré pero no sin antes patalear un poco.
            Cuando mi hermana menor me contó que se casaba, lo primero que le dije fue “Despídete de lo bueno”. Le preguntaba insistentemente porqué alguien se amarraba de esa forma a otra persona, su respuesta, tan sencilla y complicada a la vez fue: “por amor”, con una seriedad y ojos de enamorada que iluminaban la pieza; aunque yo, sigo sospechando que debe haber algo más. Ella y el infame llevan casi 5 años de pololeo y convivencia con grandes sobresaltos, según mi hermana: “los clásicos altibajos pero nada que con el infinito amor que nos tenemos no pueda solucionar”. ¿Por qué? ¿Será el placer de sentir la libreta de matrimonio o tal vez decir “mi mujer” o “mi marido”? ¿Dónde queda la metáfora de la jaula que tanto defiende Holly Golightly?
            Como supondrán, nunca me casaré. El matrimonio significa la imposibilidad de terminar rápido una relación en caso de emergencia, como una infidelidad o el odio hacia la suegra, y un contrato así, no se acaba sino se firma el engorroso divorcio, lo que es una lata, por lo que me han dicho. Hermana, ¿para qué entras en el mundo de donde todos quieren salir?
            No todo es tan malo, te agradecemos por librarnos de un novio como el que tienes, que es como Pablo Macaya pero sin el Pablo y sin el Macaya. A ese hombre le crece la panza a una velocidad que no creía posible y que sólo es comparable con la aceleración de la caída de su pelo multiplicado por los litros de cerveza que es capaz de tomar. Es, además, un romántico empedernido; aunque tú le sigas dedicando las canciones más empalagosas de Yuri, él siempre continuará dedicándote el reggaetón más denigrante que encuentre.
            No puedo pensar que es el dinero lo que te llama la atención, puesto que no tiene y a ti no te va nada mal. Eres muy osada, no sabía que te gustaran los deportes extremos. Ese varón que tanto amas y veneras, no es capaz de comprar un kilo de arroz y no porque no sepa elegir entre las distintas variedades sino que no tiene dinero para hacerlo.  Recuerdo que de pequeñas, mientras yo soñaba con viajar por el mundo, tú preferías hondar tu imaginación en algún apuesto príncipe que te rescatara del colegio y tareas hogareñas. Hoy un príncipe y mañana un sapo.
            Habiendo tanto hombre que te amaría y te entregaría tanto, caíste en el último de la lista, que no duda en tener un “pequeño desliz” cada cierto tiempo, ya que, como me dijiste: “reaviva la llama”. Cegada, mi pequeña hermana. Disfruta del último día feliz de tu vida.
            Recalco quienes son las que más sufren  con esta tragedia: tus amigas. Nos dejas por un hombre, conservando tan sólo los recuerdos de tantas borracheras y locuras y con la desesperanza de que no se volverán a repetir. Nosotras te queremos más y se nota. Si dejamos de ir a verte a tu casa no es que el problema sea contigo, es con el desastre que elegiste de marido. Odiamos su forma de vestir, de hablar y de referirse a ti. ¿Has pensando en el día después? Será como una gran resaca de la que no te podrás librar fácilmente.            
            Para no quitarles más tiempo y puedan disfrutar de los vedetos, finalizo deseándote la mejor de las suertes y que ésta noche, tu última noche, la aproveches al máximo que de aquí no sale. No te tomes esto como una humillación, es un desesperado llamado de atención. La soltería da alegría y no debemos enjaular algo que es contra natura, porque la naturaleza es sabia, no se casaría con nadie. Perdónala señor, no sabe lo que hace. Aquí te estaremos esperando para tu despedida de casada.

(Del blog: Cuando se cierran puertas)

1 comentarios:

Luis Sandoval dijo...

jajaja muy entretenido el artículo. Bueno mantener una relación de pareja no es fácil, pero creo que con amor si se puede, y no hablo de ese "amor" de que todo son mariposas en el estomago, sino un amor verdadero (sentimientos, compromiso, responsabilidades, sacrificios, etc)... Si a la chica que se casó no le va muy bien le recomiendo leer Reflexiones de Amor jajaja nos enseñan mucho ¡Saludos!