¿Lo escuchas?...sí, es el silencio... y el murmullo de las olas rompiéndose en la orilla. No quiero que se vaya de mis días tristes. No. Aún no. Necesito llorarte, vivir mi duelo y recordarte, no como eras, sino como te comportabas cuando me hacías compañía justo aquí frente al mar.
En realidad sólo te imaginaba, porque tú nunca viniste al mar conmigo. Preferías que te lo describiera. A veces me pedías que te mandara una foto y yo lo hacía porque quería darte pistas de mi situación. Siempre esperaba que en el momento más inoportuno aparecieras y me taparas los ojos por la espalda para darme una sorpresa. Pero aquello nunca sucedió. Por eso, aunque han pasado ya casi dos años, sigo contándote como es el mar a través de mi mirada y echándote de menos porque ya no me pides que lo haga.
Aquí la lluvia sabe a sal. Es aún otoño y tú no estás, Corre una brisa fresca y la arena está mojada. Hay gente solitaria o perdida paseando perros. Todas las almas que añoramos a alguien nos paseamos mirando el infinito como si esperásemos que apareciesen por arte de magia aquellos que se fueron por un tiempo o tal vez para siempre.
El sabor a sal vuelve de nuevo. Hay un mar en mi mirada. No me gusta llorar tu ausencia, pero no puedo controlar el tsunami que me desborda cuando te pienso. No sé si lloro más por mí que por ti, pero lo hago en esta parte del mundo donde te espero en silencio....
(Camila Klein)
2 comentarios:
Qué post tan triste pero a la vez tan bonito. :(
Precioso. Genial como siempre.
Publicar un comentario