sábado, 30 de enero de 2010 | By: Abril

Carta a Ernesto


Querido Ernesto (perdona el atrevimiento de llamarte así):

Te sorprenderá recibir esta carta sin remitente; con seguridad estarás comenzando a leerla extrañado, ya habrás mirado la firma al pie sin reconocerla. No tengas dudas, esta carta es para vos.

No pierdas tiempo en buscar mi nombre en tu memoria. No me conoces, pero yo sí, o por lo menos hasta dónde una carta puede hacerme conocer una persona. Físicamente no te conozco, pero eso es lo menos importante, conozco tu alma ¿Que no comprendes? ¿Que te sorprendes?. Permite que lo explique.

Hace apenas unas horas, caminaba yo por una de las arboladas calles de mi pueblo, pateando mi tristeza, acarreando mi soledad, cuando unos metros delante, vi al viejo cartero dejar una carta en un buzón. ¿Viste esos buzones que están en las verjas de las cajas con jardín en sus frentes? ¿esos que tienen forma de casita para palomas?.

Continúo, perdona que me distraiga en detalles. Cuando llegué a la altura del buzón, vi con sorpresa que la carta había quedado mitad fuera de la abertura. Te juro que mi primera intención fue darle un golpecito y hacerla caer dentro pero.... sin darme cuenta ...... sin pensarlo, la saqué y la robé.

¡Sí! ¡la robé sin ninguna vergüenza!. La apreté contra mi cuerpo como si fuera un tesoro encontrado inesperadamente....... ¡una carta! ¡cuánto hacía que nadie me escribía!. Sé que no lo comprenderás, pero no me sentí ladrona; aunque debo confesar que huí casi corriendo, el corazón me latía muy fuerte parecía que iba a estallar en mi interior, como el de una niña que acababa de cometer una travesura y....... puedo asegurarte que no soy ninguna niña y sé, tengo la suficiente conciencia como para saber que no era una travesura, era un robo y lo peor de todo, una invasión a tu privacidad.

Agitada corrí hasta mi casa y me cobijé en ella, cerré todas las puertas y espié por la ventana para ver si alguien me seguía, como una ladrona........ que lo soy, dejé el saco en el perchero y con mano temblorosa abrí la carta, tu carta a Alicia, la mujer que amas.

Me senté en la mesa de mi pequeña cocina y comencé a robar tus palabras. Deslicé mis ojos ávidos por tus frases de amor y por un instante me convertí en Alicia. Una gran emoción me embargó y sentí que las lágrimas dificultaban mi lectura.

Por primera vez en mi vida conocí la maravillosa experiencia de recibir una carta de amor y ..... ¿sabés? aunque te parezca loco, aunque te parezca enfermo..... por primera vez en mi vida me sentí amada.

!Ahh! ¿te comenté que nunca nadie me escribió una carta de amor? y últimamente......... , no se cuanto tiempo hace ya, he perdido la cuenta en esta soledad sin días ni horas, pero infinita..... ni siquiera he recibido una carta de amistad.

No voy a mentirte, no la leí solamente una vez; la leí, releí y volví a releer y cada vez que lo hacía, tus palabras se renovaban pareciéndome aún más cálidas, más apasionadas, más amorosas...... si eso fuera posible....

Tampoco me avergüenza decir que el amanecer me encontró con tu carta entre las manos y con el corazón dulce como la miel en el panal.

¡No!..... Por favor....... te lo pido ...........¡no te enojes! No te sientas invadido, no fue esa mi intención, nada más lejano a ello.

Sin saberlo has hecho feliz a una mujer y sé que cuando envíes finalmente la carta a la verdadera Alicia, ella será mucho más feliz que esta pobre y circunstancial ladrona, porque lo suyo será una realidad, lo mío es simplemente, un sueño.


Adjunta a esta carta devuelvo la tuya; perdóname, perdona a esta desconocida que jamás recibió una carta de amor y que por unas horas, unas pocas horas, supo que se siente al ser intensamente amada.


Gracias. Paula

(María Magdalena Gabetta )