domingo, 7 de octubre de 2012 | By: Abril

Una Canción



Y te has marchado en medio de mi sueño, con paso felino, para no despertarme. No he sentido tu beso, ni el roce de la maleta en la tela del pantalón, ni los crujidos delatores de la escalera, ni el leve temblor de las ventanas al cerrar la puerta de casa.
De repente, cuando empezaba a clarear, he abierto los ojos para buscarte entre las sábanas pero ya no estabas. Qué sobresalto. Después, mi cara hundida en la almohada en busca de un resquicio tuyo. Y el sueño que viene y va  y la perspectiva de estos días sin ti. Hasta que vuelvas.
Tumbada boca arriba, miro la ventana de la buhardilla, el verde otoñal que entrevera el cielo y pienso en una noche cercana, en la que un trozo de luna se asomaba por ese mismo cristal y se confundía con tu desnudez, reflejada como en un espejo doble de tu cuerpo encima del mío.
El amor siempre es un recuerdo. Incluso en su preciso instante. Sin embargo, en nuestro volver a empezar, olvido todo lo que fue. No tengo pasado, sólo el que he vivido contigo. Vuelvo a aprender el abecedario entero y las siete notas desde el principio de mi tiempo. Y del tuyo.
Y así te escribo en mi memoria.
Y así te espero. En las noches largas y calladas mientras tarareo una canción que me enseñaste cuando me diste ése primer beso en la mejilla, en un mes parecido a este de hace casi un año. Desde entonces no deja de sonar en mi cabeza.
Es una auténtica sinfonía. Músico tenías que ser.

(Del Blog Es Amor)

2 comentarios:

Anastasia dijo...

Qué bonitas cartas

Anónimo dijo...

uffffffff