miércoles, 5 de febrero de 2014 | By: Abril

El ombligo del mundo

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Querida Lilith:

Al fin he alzado el vuelo. Adán protestó y se irritó mucho con mi partida, pero en su mirada ya no había amor. Solo posesión. Demasiados años de yugo. Quiero un hombre o una mujer, ¡qué más da!, que cabalgue junto a mí. Demasiado tiempo siendo montura...
En mi maleta tan solo recuerdos. Dejo atrás más de un trillón de hijos que no saben que soy su madre. No sabía adónde ir. ¿Dónde estará el paraíso perdido?
Recuerdo tu voz y cómo me hablabas de ese lugar: el ombligo del mundo. El origen, el fin. Ahora veo esa pupila infinita donde el tiempo se desvanece. Siento los pétalos que arañan mi piel y bebo de ríos de vino dulce. Las moscas bailan tangos con los mosquitos, aunque las mariquitas se decantan por la salsa de los arces. Del cielo llueven sonrisas y el eco de mi voz suena a terciopelo.
Fui a la laguna prohibida y me di unos barros. Se acabó el ser costilla. Me siento una mujer nueva, diferente, única.
Gracias, hermana.
Besos a tus diablillos.

Eva

Dirección:
Lilith Soeur Mysterieuse
Rue du Plaisir, 69
69096 Venus

(1er premio I Concurso Microrrelato Postal, Elena Böhm Rodríguez)