martes, 29 de octubre de 2019 | By: Abril

Café para dos



Lo intento, pero no me sale. Te odio a ratos, porque vuelves a hacerme lo mismo. Me paso media vida esperando tu señal. Me prometes una y otra vez que me llamarás para hacer mil cosas. Pero no. Nunca lo haces. Llega el día “D”, se va y estamos en las mismas. Tú sigues con tu vida, y yo bloqueando mi agenda el día entero para ti, sin recibir nada. La historia se repite. Ni una disculpa, ni un mensaje, ni una llamada… no… te limitas a aparecer otro día cualquiera, solo si yo te he hecho antes una señal y haces como si no pasara nada.

Te odio. Hoy es uno de esos días. El segundo de esta semana, que empezó ayer. A veces pienso que es una venganza porque te dejé en su momento. Otras que demuestras inseguridad y es tu forma de hacerme ver que te humillé y tratas de hacerme creer que estás por encima de mí y de mi estatus de niña-bien, malcriada… Tú, con tu orgullo de clase obrera que empezaste a trabajar por necesidad y no por vocación; que levantaste a tu familia cuando aún eras un niño. Tú, que no pudiste estudiar aunque servías para ello, y ahora que puedes, desprecias hacerlo porque la vida no te dio la oportunidad en su día y ahora crees que sabes más por viejo que por diablo...

Qué tristeza que pagues todas tus deudas conmigo, que nunca te he hecho nada malo. Que lo peor –y lo mejor- que me ha ocurrido es haberme enamorado como una idiota de ti. Que vuelvo a removerme desde mis cenizas para hacerte ver que estoy de tu parte, que no somos enemigos íntimos, sino todo lo contrario. Que sé que me necesitas, porque soy la única que te escucha cuando llueve por lo que has perdido en el camino. Tu orgullo de proletario aburguesado, tu ambición insaciable, tu rol de padre coraje, tu esnobismo improvisado, los traumas que arrastras y en los que te refugias para tratarme mal, que no es maltrato, sino desidia…que no comprendo, que no comparto, que me obligan a odiarte.

Esta tensa calma me mata lentamente. Pasa otro día de otoño y así llevo unos cuantos esperando a que me invites a ese café prometido, que nunca llega…

(N.R.H)

2 comentarios:

Palabras Cosidas dijo...

Wow!!! Nunca había estado tan pendiente de una carta.

Anónimo dijo...

Muy bueno.