Sí, es verdad, podría vivir sin ti, pero sin duda, ya no sería yo.
Sería como esa sombra que se dibuja tras de mí, oscura y arrastrada, una estela que se difumina y hasta se pierde cuando su referencia se cobija o se detiene. Respiraría el aire, pero ya no te olería. Conversaría con las gentes, pero no con quien me importa.
Dormiría por las noches, pero soñaría contigo con desolación en lugar de con la confianza de tenerte conmigo. Sobreviviría. Vería salir el sol, indiferente y poderoso, cada mañana y hasta sentiría la tibieza de sus rayos en invierno o la promesa de tórridos calores en el sopor del largo verano, pero me resultaría tan indiferente como su ocaso porque la desesperanza hace cautiva a las emociones limpias, las secuestra y hasta consigue que puedas olvidarlas.
A ti nunca podría olvidarte, aunque conociera a otras muchas, aunque me regalaran un afecto inmerecido, porque ellas serían otras, serían un simulacro de ti, de la imposible resurrección de todo aquello que sentí y siento hacia ti. Es probable, incluso, que aprendiera a mentirme y, en consecuencia, a conformarme, a caminar cada día mirando hacia los lados, refugiándome en mis nuevas rutinas, fabricándome una máscara de silencios y hasta de leves sonrisas. Pero siempre, dentro, muy dentro, donde nadie, ni siquiera yo pudiera asomarme, estaría siempre latente, lacerante, la punzada eterna de tu ausencia, y la amargura constante que se ataría a mis entrañas.
Sí, es verdad, podría vivir sin ti, pero ya no sería mi vida, porque hoy mi vida eres tú conmigo.
María Antonia
1 comentarios:
AGRADEZCO EL QUE TU HAYAS PODIDO ENCONTRAR LAS PALABRAS ADECUADAS PARA DESCRIBIRLO TAN BIEN GRACIAS LO GURDARE Y TE FELICITO. ES BONITO AMAR COMO TU AMAS.
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